7. LAS PIRAMIDES DE EGIPTO

LAS PIRAMIDES DE EGIPTO No sé que le inventaste a la recepcionista del hotel para que te dejara subir conmigo, sentí como nos juzgaban las mucamas y las personas que nos veían entrar a la habitación juntos, pero por fin entramos después de un viacrucis de miradas repudiadas y víboras parlantes, estábamos solos por fin, en la habitación de un hotel donde por la ventana se podía ver la pirámide de Keobs, fuimos a la recamara y nos comenzamos a besar, te abrace y te aprestaste a mí, me besabas con pasión y recargabas tus piernas hacia mí, repegabas y movias tu pelvis, aceleradamente hasta que paraste, me besaste y te acostaste en la cama, me senté encima de ti y dijiste “stop, you know after married, but i want a french kiss” te sentaste en la orilla de la cama y me pediste el beso, te bese y te pare tomándote de las dos manos, volvió el fuego, baje mis manos debajo de tu espalda y tocaron la puerta de la habitación. Era un idiota que quería revisar el aire acondicionado, lo corrí enseguida y volví a la recamara, cerré las cortinas y te volví a besar con más confianza. Dijiste es tarde y tenemos que ir a las pirámides, te dije que nos acostáramos, solo acostarnos y no quisiste, dijiste que vendría la policía si nos tardábamos más, me di cuenta que mi celular no tenía pila y vi tu cara angustiada, no podía decirte más, me dijiste que no había tiempo para cargar ni 15 minutos mi teléfono, salimos de ahí, cruzamos la calle, compramos en una tienda de las calles sin pavimento que dan a Giza Pyramids, unos panecitos con mermelada de fresa, entramos y me preguntaron de donde era, dije México y reviraron Mexique… pisamos la arena y por fin estábamos ahí los dos, se veían a lo lejos las pirámides, un joven obeso que conducía una carreta nos ofreció el tour, se llamaba Mohamed como muchos en Egipto, Malak nuevamente hablaba mucho con él, más que conmigo, por más que hacía esfuerzos en captar su atención. Hasta que me harte y Mohamed me dijo que parecía un bebe.