La primera vez que fume fue hace como cinco años, era el cumpleaños de Eli, salimos a fumar cerca de la avenida y abrimos la dimensión 16, una puerta mágica de sabiduría pero no lo olviden también de destrucción.
El humo apretado salía esa noche del churro que se pasaba entre las manos de todos, en cuanto alguien dijo: - yo no siento nada, otro empezó a reírse a sus anchas, yo no entendía de que reía, hasta que en un momento lucido me di cuenta que las perspectivas de las ideas y de algunos objetos habían cambiado, mis sentidos estaban sintiendo cosas diferentes, mas textura, mas dulzura, mas intimidad… después sentí muchas ganas de reír.
En la universidad consumía alcohol cada fin de semana y en el último año lo mezclaba con moy, nos gustaba pasear por la facultades dándonos unos toques.
Llego el día en que asistí por primera vez drogado a trabajar, tenía los ojos rojos pero la única que se dio cuenta era amiga mía. Después viaje a Canadá y probé la mejor marihuana que he probado pienso, me la regalo la señorita British Colombia, rubia como de treinta años seria y amable, fumamos los dos con un dyler negro sabiondo segun él, en la mesa del patio del hostal, en medio de la conversación ella me regalo un veinte de hierba. Me puse high y feliz paseando en el subway esa tarde.
Regrese a México siendo un fumador frecuente dos o tres veces al día, mi nuevo jefe fue el que ahora me vio con los ojos caídos en desgracia, nunca supe si notó la pachequeada o pensó que era una cruda, el siguiente bimestre fui recortado de la nomina.
Tuve entrevistas para más empleos mientras trabajaba en una supuesta empresa como supuesto empleado, todos los días fumaba con el hijo del dueño pero varias veces mi amigo fue esculcado y encontrado culpable con restos de mota entre sus posesiones. Una tarde de sábado fui despedido. Sin embargo siguieron las entrevistas y decidí meterme un psicotrópico para asistir a la última eliminatoria, debo reconocer que perdí el sentido en ese lugar, la dimensión y las reglas de las cosas, perdí de vista la realidad, cuando la volví a encontrar, fui a fumar hash…
Hubo un tiempo de comprimidos felices, estos tiempos son de opio cuesta abajo, en declive, a velocidades peligrosas, golpeando con las rocas, como caballos galopando perdiendo el aliento, perdiendo el destino…
Por la droga siento una cierta nostalgia, hay gente a la que le fue muy bien, a mí me fue bien durante unos cuantos años", añadió. En ese contexto, S a b i n a analizó que "si las canciones cambian es su obligación y no por lo que pase con la nariz, las canciones cambian porque uno cumple años, vive diferentes cosas y porque no puede fingir toda la vida que es un rockerito adolescente". Sabina explicó que las drogas "han existido siempre, de todo tipo, y para la generación artística han andado cerca siempre. Yo la usaba para escribir, para no dormir y para trabajar".
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