El primer NEGRAO
Los árboles son sagrados. Quien sabe hablar con ellos, quien sabe escucharlos, esta muy cerca de alcanzar la verdad. No predican doctrinas, ni recetas, nos exhortan a que nos preocupemos de lo único que importa, de las leyes ancestrales de la vida.
El árbol nos dice: " Mi fuerza esta en la confianza". No sé nada de mis padres, no sé nada de los millones de hijos que cada año engendro, vivo el secreto de mi semilla hasta el fin, no tengo otra preocupación. Confío que Dios esta en mí. Y en esta confianza vivo.
Cuando estoy triste y no puedo soportar ya más la vida, entonces llega a hablarme mi árbol: ¡Tranquilizate! ¡Mírame a mí! vivir no es fácil, vivir no es díficil, estos son pensamientos infantiles. Deja que Dios hable en ti, así enmudeceras.
Te inquietas porque tu camino te aparta de la madre y de la patria. Pero cada paso y cada día te acercan más a la madre. La patria no está aquí o allá. La patria esta dentro de ti o no esta en ningún sitio.
Siento en el corazón anhelos de caminar cuando oigo susurrar a los árboles mecidos por el viento de la noche. se escucha tranquilo y despacio. No es deseo de huir de dolor como pudiera parecer. Es añoranza de la patria, del recuerdo de la madre, de nuevas alegorias de la vida.
Conduce a casa, todos los caminos conducen a casa, cada paso es nacer, cada paso es morir, cada fosa es una madre.
Quién ha aprendido a escuchar a un árbol, no desea otra cosa que ser árbol. No desea ser otra cosa que lo que es. Esto es patria, esto es dicha.