LA PRINCESA DE LA CALLE EMPEDRADA
En la casa de aquella calle empedrada se anida tanta nostalgia, mis últimos sueños de infancia y la diaria esperanza de verte salir por ese portón café para que me deslumbre el sol de tus ojos, esos ojos donde guardo toda mi fe...es el sesenta de la calle empedrada donde con una simple mirada solo parece cemento y adoquín, pero si te fijas bien es un palacio de cristal y también vive una princesa de enorme belleza su nombre no lo olvidaré...
y es mi más grande tesoro su mirada cuando me mira es de oro y si solo consigo hacerla reír su risa de marfil... su risa de marfil
En la casa de aquella calle empedrada descubrí junto a ella que valía la pena dar la vida por amor, nos tomamos de la mano y volamos lejanos buscando una nueva dirección, le enseñe desde arriba lo cruel de esta vida y prefirió seguir siendo princesa, yo tuve que seguir mi rumbo porque adentro del palacio me era muy estrecho salí por el portón café al mundo de cemento y adoquín... me fui derecho
por la vieja dirección, me arranque del pecho el corazón y aún ensangrentado se lo puse en la mano a mi dulce y eterna princesa le di el último beso y con rabia y tristeza me puse las alas y volé un poco encima del adoquín... y desde ese día... cada madrugada en mis vuelos nocturnos vigiló los sueños de una princesa mirando como por su ventana eleva una plegaria a las estrellas yo la beso con un rayo de ellas y me voy marchando por la mañana de la calle empedrada...
filosofomono Junio 2000